Dentro de la capital Inca y sus alrededores estaban ubicados
numerosos santuarios, templos y lugares sagrados: rocas, cuevas, fuentes, etc.,
venerados por la población del Cusco, que se denominan en quechua wakas. Las
wakas estaban conectadas entre si por lineas imaginarias que irradiaban del
koricancha y se llamaban seques. Seque en Quechua significa "linea".
Qoricancha es el cnetro del cual partían los seques.
Alrededor de 16 importantes wakas estaban dentro de sus muros o en sus
inmediatas cercanias. Entre esas wakas había edificios, plazas, piedras
sagradas y fuentes.
La descripción más completa y detallada del sistema de
seques se en cuentra en la obra del Historia del Nuevo mundo (1653) del
cronista jesuita Bernabé Cobo. Cobo en su lugar copio la lista de seques de un
manuscrito, hoy perdido de otro cronista Juan Polo de Ondegardo.
Bernabé Cobo enumera y describe 328 wakas conectadas por
medio de 41 o 42 seques. Sobre cada una de las lineas seque estaban dispuestas
de tres a quince wacas.
Los seques estaban distribuidos entre las cuatro provincias
del Imperio Inca. Las provincias Chinchaysuyu, Antisuyu y Qollasuyu tenían
nueve seques cada una, mientras que en la provincia Kuntisuyu se ubicaban
catorce o quince seques.
El cuadro del artista cusqueño Miguel Araoz Cartagena nos
muestra un esquema de los seques del Cusco. El centro de irradiación dede las
lineas del qoricancha. Los cuatro colores marcan las cuatro provincias del
imperio Tawantinsuyu: color anaranjado Chinchaysuyu, color amarillo - Antisuyu,
color verde - Qollasuyu y color rojo Kontisuyu. Las lineas simbolizan las 238 wakas dipuestas sobre los seques.
Cuadro de Miguel Araoz Cusco Qorikancha
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